Una imponente y misteriosa construcción
Siguiendo con la línea del arte marginal y los extremos a los que llega la locura y la obsesión de los hombres, en este artículo hablaremos del Castillo del Coral, una estructura construida a lo largo de 30 años por un hombre solitario usando quién sabe qué tipo de métodos. El Castillo del Coral no tiene la belleza, la sutileza o la calidad de detalle del Palacio Ideal de Ferdinand Cheval, pero tiene tras de sí una trágica historia y un tamaño monumental.
La obra de Edward Leedskalnin
La historia comienza con el nacimiento de su constructor, Edward Leedskalnin, el 12 de enero de 1887 en Livonia (país que ya no existe, ubicado en el territorio de las actuales Letonia y Lituania). Hijo de una familia más bien humilde, se comprometió a los 26 años con Agnes Scuff, a quien llevaba 10 años. Lamentablemente, la muchacha canceló la boda un día antes del día para el que estaba planeada.
Leedskalnin nunca se recuperó del todo de este golpe. Algunos años después emigraría a los Estados Unidos, donde trabajaría en varios aserraderos antes de contraer tuberculosis. Condenado por la enfermedad, decidió pasar sus últimos días en la cálida región de Florida, donde comenzaría su monumental obra. Pero al final, la muerte misma respetaría su destino, y tendría más de 30 años de salud para trabajar en ella.
En 1923 compró un terreno en Florida City, en el extremo más sureño de los Estados Unidos. La región se encontraba extremadamente poco desarrollada y bordeaba una zona de reserva natural conocida como los Everglades. Leedskalnin comenzó a construir allí lo que él denominó Rock Gate Park (el Parque de la Puerta de Piedra), manteniendo en secreto sus intenciones y ocultándose de los visitantes. Con este objetivo, construyó una muralla de alrededor de 2 metros y medio de altura.
En 1936, Leedskalnin decidió mover su monumental estructura (que aún no estaba terminada) a una nueva locación. Normalmente se aduce como razón para este cambio la aparición de proyectos de desarrollo en la región que habrían terminado con la privacidad que tanto valoraba. Esto resulta sorprendente porque involucró el movimiento de piedras de un promedio de 14 toneladas… las cuales, recordemos, ya hacían parte del castillo en primer lugar.
Un trabajo escondido en las sombras
Y es aquí donde se encuentra el misterio más grande del Castillo de Coral. Leedskalnin trabajó siempre en secreto, por lo que nadie vio el sistema que utilizó para mover piedras de este tamaño a lo largo de 16 kilómetros (la distancia entre la vieja y la nueva locación), o para colocarlas unas encima de otras. Su construcción estuvo rodeada por la leyenda desde el mismo momento en el que comenzó a ser visitada por curiosos.
Leedskalnin no fue ajeno a esta realidad. En sus últimos años, resignado a las visitas, comenzó a cobrar 10 centavos por entrar al Castillo, financiando así su terminación. A las preguntas de transeúntes curiosos respondía con respuestas cordiales, pero evasivas, haciendo referencia siempre a su Sweet Sixteen (“Dulce chica de dieciséis”), lo que dio origen a la leyenda de que se trataba de un monumento a su amada.
En 1951, Leedskalnin dejó un pequeño letrero indicando que había partido al hospital. Camino al centro clínico sufrió un infarto que lo dejó en una condición muy seria y 26 días después murió por complicaciones en los riñones. Su muerte, aunque dejó inconclusa su obra, dio origen a la leyenda que por décadas habría de rondar la construcción: ¿cómo levantó sus gigantescas construcciones?
¿Qué sistema utilizaba Leedskalnin?
Algunos jóvenes que lo espiaron en sus primeros años colaboraron con la construcción de esta leyenda al afirmar que habían visto como Leedskalnin había llevado algunas piedras gigantes “cual si fueran globos de helio”, levitando sobre sí. Aunque esta historia había rondado por varios años (y jamás había sido negada – ni afirmada – por Leedskalnin), no es hasta este periodo que se vuelve verdaderamente popular.
Así mismo, durante su vida Leedskalnin había publicado el diseño de un motor magnético que supuestamente sería capaz de manipular la fuerza de gravedad o, al menos, de anularla usando cargas eléctricas. Aunque jamás se probó que este motor funcionara, no pasó mucho tiempo antes de que el público del curioso monumento comenzara a afirmar que era gracias a este motor que Leedskalnin había sido capaz de construir su Castillo.
Durante su vida, Leedskalnin hizo repetidas afirmaciones en entrevistas y reuniones respecto a que “ya había entendido cómo construyeron los egipcios sus antiguas pirámides”. Muchos tomaron esto como la confirmación de que el hombre había encontrado una manera misteriosa de mover grandes bloques de piedra por distancias largas sin un gran gasto de energía o necesidad de maquinaria.
Por supuesto, muchos otros afirman que en realidad Leedskalnin usó sistemas tradicionales de poleas y palancas (a ello se referiría cuando hablaba de “los métodos egipcios”), y que no tenía tecnologías desconocidas: hay que tener en cuenta que el hombre gastó 30 años haciendo su estructura. Aun así, el peso de las piedras de la construcción, en ocasiones de más de 30 toneladas, sigue fascinando a sus visitantes.
En algunas imágenes aparece un trípode de madera, que usa el mismo peso del constructor como palanca y va siempre con una misteriosa caja negra, que se supone sería el motor magnético capaz de hacer levitar las gigantescas rocas. En total, Leedskalnin movió más de 1000 toneladas de roca, lo que realmente hace sospechar de algún tipo de “ayuda” externa.
El hecho de que Leedskalnin trabajara siempre oculto no hace sino aumentar las sospechas. ¿Crees tú que este hombre realmente tenía acceso a tecnologías desconocidas?
Cortesía de Cleopatra