Hace calor. Mucho calor. Tanto, que no se me ocurre otra manera de comenzar este artículo. El termómetro marca los 39 grados en Madrid y no se va a mover de ahí por mucho que se nuble, anochezca o pongamos el ventilador a todo trapo. Nos derretimos bajo una ola de calor totalmente atípica por el momento del año en que llega: mitad de junio. Hasta 15 comunidades autónomas están en alerta por las altas temperaturas y muchas de ellas, como Castilla y León, Extremadura, Madrid y Cataluña en situación de alerta naranja.
Se trata de la ola más temprana que afecta a España desde que hay datos y también la más intensa de junio de los últimos 20 años. Las cifras que registran los termómetros son inimaginables, lo hemos comentado en Magnet: hasta 68 observatorios de la Aemet midieron esta semana más de 40°C. En Córdoba casi se llegó hasta los 43ºC, al igual que Ciudad Real y Jaén. Albacete alcanzó los 40,6ºC. Las temperaturas más altas eran 42,3ºC en Toledo y 42°C en Granada.
Llegados a este punto, en el que ni el ventilador parece no hacer efecto, en el que el spray de agua que bajamos a comprar al súper de turno ni se nota y en el que tener las ventanas abiertas es igual a nada, nos preguntamos: ¿Qué nos queda por hacer? ¿Resignarnos al agobio y los mareos? ¿A pasar 20 de las 24 horas empapados en sudor? ¿A ducharnos tres veces al día? ¿A "morirnos" de calor?
No.
Quizás es el momento de ir más allá. Y pensar en qué harían ahora mismo aquellas culturas que se han enfrentado al calor durante siglos en los lugares más remotos y cálidos de la Tierra. Por ejemplo, aquellos hombres del desierto que, montados en sus camellos, pasaban largas horas bajo el sol abrasador. Nos ronda la pregunta de por qué los beduinos iban vestidos de negro en esas ocasiones. Algo que la ciencia ha tratado de responder en decenas de estudios. Camiseta blanca vs camiseta negra en días calurosos: un clásico en verano. Vamos a empezar respondiendo a esto.
Ropa oscura mejor que clara
La lógica común y mundana diría que los objetos blancos reflejan la luz. Por lo tanto una camiseta blanca reflejaría la mayor parte de la luz solar y no acumularía el calor. Esto es en parte cierto. Por otro lado, se sabe que el negro absorbe el calor del sol a un ritmo más rápido que el blanco. Esto también es cierto. El negro, de hecho, es la percepción visual de una superficie que absorbe todos los rangos de luz del visible; de la misma forma que el blanco se debe al "rebote" de todos los rangos de luz visibles. El negro absorbe un 98% de la radiación, lo hemos explicado aquí.
Si este es el caso, ¿por qué los beduinos en las regiones desérticas del norte de África visten de negro en areas sofocantes? Debe haber una razón plausible. Bien, pues un estudio publicado en la revista Nature en 1980 explicaba que la clave está en la piel y en el grosor de la ropa. El calor no solo proviene del sol, también proviene del propio cuerpo, sudoroso y de sangre caliente, que está mucho más cerca que el sol. Cuando todo ese calor corporal golpea la ropa blanca que nos cubre, se refleja de vuelta hacia nuestro mismo cuerpo. Es decir, que cuando vestimos de blanco, nos asamos a nosotros mismos.
Según el estudio, en el caso de la ropa, la capa exterior de tela negra se calienta más porque el color absorbe más calor. Pero ese calor no llega a la piel si el tejido es lo suficientemente grueso. En este caso, si la ropa negra está bien holgada y no pegada a la piel (un factor clave), en el espacio entre la tela y la piel se puede formar una corriente de aire ascendente, que nos daría una sensación de enfriamiento.
Bebidas calientes mejor
Entre otras lecciones que podemos aprender de estas culturas desérticas se encuentra el consumo de bebidas calientes en épocas muy calurosas. Espera, ¿Beber caliente cuando languidecemos al sol infernal? Sí. Tal y como comentábamos en este otro artículo de Xataka es recomendable tomar bebidas calientes cuando hace mucho calor porque estas ayudan a regular la temperatura corporal mejor que las frías.
Hay muchos estudios científicos al respecto: el aumento de la carga de calor en el cuerpo por beber una bebida caliente produce un aumento en la producción global de sudor cuya evaporación compensa el calor interno. Sobre todo, porque las bebidas calientes se digieren muy rápido. Eso sí, esto no ocurre con comidas copiosas o ingesta de alcohol. Es lo mismo que ocurre cuando comemos comida picante: el calor que sentimos (y que no es real) terminando danto buenos resultados térmicos al organismo.
Hay una gran diferencia entre algo que es fresco al tacto o al paladar y algo que realmente refresca tu cuerpo. La mayoría de nosotros somos engañados por las sensaciones, según explica este artículo de Healthline. Por ejemplo, al comer helado, tratamos de lograr un enfriamiento al comer algo congelado, pero solo nos enfría la boca por un tiempo. Una vez que interactúa con la temperatura corporal y el fuego digestivo actúa sobre él, esa temperatura refrescante desaparece.
En algunos casos, las hierbas refrescantes pueden ayudarnos a soportar mejor el calor ya que pueden bajar la temperatura del cuerpo y enfriar sus tejidos. Algunos ejemplos son: la hierba de limón, crisantemo, bálsamo de limón, lavanda, menta verde, menta y manzanilla Los diaforéticos también fomentan la transpiración o sudoración. Estos son: menta, bálsamo de limón, hierba gatera, flor de saúco y manzanilla.
Ducha tibia para sudar menos
Todo esto nos lleva a otra pregunta común durante estos días. ¿Ayudan las duchas frías a evitar el calor y el sudor? Pues como imaginaréis a estas alturas, no. Las duchas frías no ayudan a combatir el calor ni impiden el sudor ya que la temperatura corporal se regula a la baja por el efecto del agua fría. Una vez has terminado de ducharte, el cuerpo vuelve a adaptar su temperatura a la del ambiente y, en cambio, la regula al alza. Vamos, que acabas sudando incluso más que antes.
Nuestros cuerpos responden más a los cambios en la temperatura de la piel. Si refrescamos una parte del cuerpo (por ejemplo, con una ducha fría), el flujo sanguíneo de la piel disminuye y la temperatura de la piel baja. Por eso nos "sentimos" más frescos. Pero debido a que fluye menos sangre a la piel, en realidad mantendremos más calor adentro, lo que provocará un aumento general no deseado en la temperatura.
Para sudar menos cuando hace calor lo mejor es darse una ducha con agua tibia para que el cuerpo no regule su temperatura al alza.
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