En él se narra una expedición del siglo XVIII durante la cual se descubrieron las ruinas de una antiquísima ciudad que parecía haber desarrollado una civilización clásica al estilo mediterráneo.
Hay una dura controversia respecto a su veracidad, pero el Manuscrito 512 resultó lo suficientemente fascinante como para que se interesasen por él dos célebres eruditos decimonónicos: Sir Richard Burton y Percy Fawcett.
Todo empezó en 1839, cuando un naturalista llamado Manuel Ferreira Lagos encontró por casualidad aquella insólita pieza carente de autoría explícita y titulada, al estilo de la época, Relação histórica de huma oculta, e grande Povoação, antiguissima sem moradores, que se descubrio no anno de 1753.