Se trata de un ave tropical que se caracteriza por su largo pico, con el cual se alimenta del néctar de las flores, y que bate sus alas a tal del velocidad que son imperceptibles para el ojo humano; migra en invierno a zonas cálidas y regresa en primavera a su hogar
De diminuto tamaño y colores vibrantes, este ave que suele aparecer en los jardines cuando hay ciertas flores –de las cuales se alimenta del néctar– llama la atención por su velocidad al volar… ¡No se llegan a ver sus alas! En este artículo te contaremos sobre la fascinante vida de un colibrí, un pequeño muy bonito.
Características del colibrí
También llamado picaflor, con su largo pico parece estar picando las flores o pájaro-mosca, porque vuela a una gran velocidad, esta pequeña ave es nativa de América Central, aunque se la puede hallar también en todo el continente: prefiere regiones subtropicales repletas de vegetación.
Existen cinco especies diferentes de colibríes, todos similares en cuanto a tamaño –máximo 25 centímetros de largo y 11 gramos de peso– y aspecto físico: largo pico, plumaje llamativo de colores variados como el verde o el azul, vuelo rápido de hasta 90 batidas por segundo y en cualquier dirección –incluso hacia atrás– y alimentación basada en el néctar de las flores.
Además presentan un metabolismo muy alto y para conservar energía pueden entrar en ‘letargo’ durante varias horas. No tienen problema en volar a pesar de los vientos fuertes y para vocalizar realizan una especie de gorjeo muy característico.
Cómo es la vida de un colibrí
Se trata de una de las aves más pequeñas del mundo y que es bastante vulnerable durante el primer año de vida, pero si sobrevive los 12 primeros meses luego podrá llegar a los cuatro años sin problemas.
La vida del colibrí comprende varias etapas, pero comenzaremos con el nacimiento. Para ello, el anidamiento es fundamental. Tras el apareamiento, las parejas se separan y son las ‘madres’ las que se encargan de fabricar el nido: en forma de copa, con ramas y trozos de corteza de árboles y con un pequeño hoyo donde cabe la mitad de sus diminutos cuerpos.
Incluso pueden armar una especie de ‘cojín’ con telarañas que encuentren en zonas cercanas y también camuflarlo con musgo o plantas. El nido tiene el tamaño de una nuez: seis centímetros de alto por cuatro centímetros de diámetro aproximadamente. Solo sirve para depositar y empollar los huevos, no para dormir.
Las hembras ponen hasta tres huevos por temporada, del tamaño de un grano de café (los más pequeños del mundo) y los incuban entre 18 y 19 días –solo salen por unos minutos para alimentarse– y pasado ese tiempo los polluelos nacen.
En ese momento dependen por completo de la madre: no tienen plumas –aparecen al octavo día– y no saben comer solos; por eso la progenitora debe salir del nido y buscarles pequeños insectos que regurgita en los picos de sus bebés.
Tras tres semanas de cuidados intensivos, las crías tienen la capacidad para valerse por sí mismas y dejar el nido. A partir de allí ya son considerados adultos. ¡Y pasarán mucho tiempo comiendo! Un colibrí puede consumir mucho néctar en un solo día: hasta la tercera parte de su peso corporal.
Merece la pena destacar que este ave es solitario y únicamente se junta en parejas, no necesariamente con la misma de la temporada anterior, durante la época de apareamiento. Los machos realizan ciertos movimientos llamativos con las alas –unas piruetas muy divertidas– para atraer a las hembras.
El sonido de las alas al batir tan rápido es como un zumbido y además añaden un gorjeo más fuerte que el habitual para darse a conocer.
Según las demostraciones y figuras que el macho realice en el aire, será escogido o no por una hembra. Si ella lo acepta, se acercará a él; de lo contrario continuará su vuelo en busca de una pareja más atractiva. Los machos suelen ser bastante territoriales con los de su mismo sexo y pueden aparearse con varias hembras dentro de los límites de su propiedad.
Por último, debes saber que dentro de la vida de un colibrí también existe la migración: en invierno se aleja hacia zonas más cálidas y en primavera regresa a su hogar para poder aparearse.
Cortesía de Monita