La tumba de Julio Verne se halla en el cementerio «La Madeleine» en Amiens, Francia, una ciudad ubicada al noreste de París. En ella se aprecia el monumento del escultor Albert-Dominique Roze, amigo de Julio Verne, quien la había esculpido a petición del propio escritor que ya presagiaba su muerte.
En un primer momento su tumba no tiene nada de especial. Pero dos años más tarde el escultor Albert Roze utiliza la máscara mortuaria que se le había tomado al escritor para crear un monumento acorde al genio inmortal de Verne.
En ella se observa la sobrecogedoras figura de Verne emergiendo de su tumba liberándose de su mortaja y levantando su brazo derecho con la mirada al cielo, hacia la luz. La escultura fue bautizada con el título «Hacia la inmortalidad y la eterna juventud», aunque es necesario aclarar que esta célebre sentencia no aparece en ninguna parte de la tumba.
Gracias a la colaboración de Roze, «Hacia la inmortalidad y la eterna juventud» recibió el bautismo público en la Exposición de Artistas Franceses, dos años después de la muerte del escritor. De esta forma, la sentencia formó parte de la historia. Pero, cuando en ese año de 1907 se procedió a la inauguración del actual momumento funerario, Roze, al parecer, se olvidó de colocar «casualmente» el famoso epitafio. Cinco años después, el 20 de enero de 1910, muere Honorine, la esposa del escritor, quien será sepultada en la misma tumba junto a su célebre marido.
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Cortesía: Minerva de Troya y Esparta