India
Hoy por hoy India es el segundo país más poblado del mundo, y seguramente se convertirá en el primero en los años por venir. Es también el lugar de extensas selvas tropicales que año tras año se reducen a medida que se incrementa la necesidad de tierras para alimentar a su población.
Por supuesto, en la actualidad el país se encuentra comprometido con impulsar procesos de reforestación masiva (que por otra parte necesita, si ha de mantener sus ecosistemas y suelos en buen estado) y está haciendo un esfuerzo considerable para mantener suficientes bosques para proteger a sus especies más emblemáticas: el tigre, elefante asiático y el rinoceronte indio.
Sin embargo, el país aún tiene mucho que hacer, en las regiones más pobres la deforestación sigue aumentando a tasas aceleradas y los retos sólo se volverán más difíciles en los tiempos por venir.
Por esta razón, es tan importante y motivadora la historia de Jadav Payeng, “Molai”, ambientalista indio que durante las últimas tres décadas ha sembrado con sus propias manos un bosque que se convirtió en el refugio de fauna de la región.
Jadva Payeng
Jadva Payeng, conocido como Molai por sus amigos, tenía 16 años cuando presenció algo peculiar: un gran número de serpientes yacían muertas en la arena. Lo que había ocurrido era que una inundación había obligado a las serpientes a refugiarse en ese banco de arena, habían quedado atrapadas allí y muerto posteriormente por el calor del sol inclemente. Molai, con la única intención de proteger a futuros animalitos, decidió sembrar algunas plántulas de bambú.
Corría el año de 1979 y Molai acababa de comenzar lo que se convertiría en su proyecto de vida: la construcción de un bosque natual en las zonas deforestadas de la Isla Majuli, en las riveras del Río Brahmaputra.
En aquel año el gobierno comenzó a apoyar la reforestación esta zona, y fue allí donde Molai se vinculó el proceso y aprendió cómo debían sembrarse los árboles. Sin embargo, el proceso dirigido por el gobierno no fue exitoso y después de unos años dejaron la isla sola de nuevo.
El bosque de MolaiBastantes árboles habían sobrevivido de estos esfuerzos de reforestación, pero Molai sabía que sin el cuidado necesario posiblemente morirían. Por esta razón, en solicitar la zona de manera diaria llevando nuevas plantas y cuidando las que ya estaban creciendo.
Día tras día, por 30 años, visitó el área, llevando árboles nuevos cada día y asegurándose de que el bosque creciese sano y sin amenazas. No se sabe con exactitud cómo fue la progresión, pero lo cierto es que su trabajo garantizó que el bosque creciera mucho más de sus límites originalmente imaginados.
En el 2008 el bosque contaba ya con 350 hectáreas de árboles, y se había convertido en el refugio de incontables animales salvajes. La llegada de una manada de 100 elefantes hizo que el bosque pasara a la fama y que el gobierno indio reconociera su trabajo, otorgándole en el año 2012 un premio público en la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Jawaharlal Nehru.
En la actualidad el bosque cuenta con más de 550 hectáreas y es hogar de rinocerontes, tigres, ciervos y paso temporal de la mencionada manada de elefantes, que pasa allí más o menos seis meses al año y ha dado a luz días crías en la zona en la última década.