10 Datos de Nezahualcóyotl



1. Nació en Texcoco en 1402 y murió en 1472. Es decir que murió 47 años antes de la llegada de Hernán Cortés. 

2. Cuando Nezahualcóyotl nació, el imperio mexica aún no existía. Los mexicas eran vasallos de Azcapotzalco. Y el gobierno hegemónico estaba en Texcoco.

3. Nezahualcóyotl era hijo de Ixtlilxóchitl y Matlacíhuatl, hermana del tlatoani Huitzilihuitl. 

4. Nezahualcóyotl era primo de Chimalpopoca, Motecuzoma Ilhuicamina y Tlacaélel. 

5. En 1410, Tezozómoc se negó a reconocer como huei chichimécatl tecuhtli a Ixtlilxóchitl, padre de Nezahualcóyotl. 

6. En 1415 comenzó la guerra entre Azcapotzalco y Texcoco. Los mexicas pelearon del lado de Azcapotzalco y asesinaron al padre de Nezahualcóyotl.

7. A los 14 años tuvo que ser testigo de la muerte de su padre Ixtlilxóchitl en la guerra contra Azcapotzalco. Tras la derrota de Texcoco, Nezahualcóyotl se vio forzado a huir y esconderse en los montes por varios años

8. Finalmente en 1428, Nezahualcóyotl llevó a cabo su venganza contra Azcapotzalco...

9. Nezahualcóyotl nunca escribió un sólo poema ya que los nahuas no tenían una grafía, es decir un abecedario. La poesía era por medio de cantos, que se mantenían en la memoria colectiva de forma oral. Los poemas que se le adjudican a Nezahualcóyotl, fueron escritos en el alfabeto latino por su pentanieto en el siglo XVII. Casi 150 años después de la muerte de Nezahualcóyotl. 

10. El rostro "de Nezahualcóyotl" del billete de 100 pesos fue inspirado en el de un hombre llamado Fulgencio Sandoval, quien también sirvió como modelo para los billetes de 50 000 pesos en la década de los 80 en el que aparece un rostro que alude a Cuauhtémoc. Ambos billetes fueron diseñados por Jorge Peral Hamed

 

La dieta del apocalipsis: la ciencia ya sabe qué comerán los supervivientes a una guerra nuclear


No importa cuántos alimentos hayas almacenado en tus reservas de supervivencia como buen prepper, si se produce una guerra nuclear, tarde o temprano tu comida se acabará. ¿Qué harás entonces? Si te encuentras en un área con pocos sobrevivientes, viajar a las tiendas locales puede ser de ayuda. Sería seguro comer alimentos en recipientes sellados: la radiación no hace que esos alimentos sean peligrosos y solo los altera ligeramente para que pierdan poco de su valor alimenticio.

Incluso si estuvieras totalmente preparado en el momento del ataque, el tiempo corre en tu contra. Los alimentos tienen una vida finita durante la cual su contenido nutricional se mantiene alto.  Superado este tiempo, el valor nutritivo del alimento desciende progresivamente. Los alimentos seguirán siendo comestibles durante algún tiempo, pero no necesariamente cubrirán todas sus necesidades nutricionales.

La vida útil nutricional de los alimentos almacenados es corta: la mayoría de los alimentos enlatados tienen una vida útil de solo 6 meses. Las carnes enlatadas y las frutas no cítricas duran un poco más (hasta un año). La leche evaporada tiene una vida nutricional de 6 meses; el caldo, la crema instantánea, las nueces, los cereales y las grasas/aceites vegetales hidrogenados tienen una vida útil nutricional de un año.

¿Y después de eso, qué?

Un invierno nuclear. Un grupo de investigadores de la universidad estadounidense de Penn State se ha propuesto estudiar las posibles soluciones alimentarias ante una catástrofe global que ponga en peligro nuestra supervivencia. Daniel Winstead, tecnólogo de investigación, y Michael Jacobson, profesor de recursos forestales, han estudiado qué alimentos nos quedarían en caso de una guerra nuclear. Su investigación: Resiliencia de los alimentos en una catástrofe oscura.

Aunque ya hayan sucedido eventos naturales parecidos, la probabilidad de que suceda algo así es baja.  Si a Rusia y EEUU les da por utilizar todas sus cabezas nucleares (cerca de 11.500, más del 90% del inventario nuclear mundial), además de provocar una catástrofe sin precedentes que se llevaría por delante millones de vidas humanas y animales, conseguirían que el cielo se cubriera con más de 165 millones de toneladas de polvo. Estos efectos fueron descritos por primera vez por Carl Sagan y otros científicos que lo bautizaron como "invierno nuclear".

Consecuencias. El equipo calcula que una nube como esa reduciría la incidencia de luz solar a menos del 40% cerca del ecuador, y a menos del 5% cerca de los polos si lo comparamos con los niveles normales. Además, dicen que el permafrost cubriría la superficie de la mayor parte de Norteamérica, Europa y Asia. Y en los bosques tropicales húmedos, como las cuencas del Congo o del Amazonas, las precipitaciones podrían reducirse en un 90% durante varios años.

Con este panorama, la Tierra tardaría hasta 15 años en recuperarse por completo. Mientras, los supervivientes verían como durante el lustro siguiente las cosechas se perderían en todo el planeta. Solo los trópicos más cercanos al ecuador, donde los cambios de temperatura son menores, permitirían el cultivo de algunas especies.

¿Qué comeríamos? Carne no, desde luego. En el estudio, identificaron las poblaciones cercanas a las regiones tropicales con más vegetación, tanto bosques secos como húmedos, y elaboraron una lista de 247 plantas silvestres comestibles. De esa lista eligieron 33 que podrían alimentarnos durante los años de posguerra nuclear: verduras de hoja, frutas, semillas y frutos secos, raíces, especias, dulces y proteínas que son suficientemente abundantes y que aportan alto valor nutricional, vitaminas y minerales esenciales. ¿Lo más importante? Se pueden almacenar durante largo tiempo sin refrigeración y dan cosecha la mayor parte del año.

Uno de los alimentos más prometedores para los científicos es el gorgojo de las palmeras, una larva rica en grasas y proteínas que se puede tostar y moler para hacer panes y sopas. "La cantidad de calorías en grasa y proteínas que se condensan en esos gusanos es inmensa. Puedes cubrir todas las necesidades calóricas de una persona con 30 o 40 tarteras de gorgojos de palmera, y lo único que tiene que hacer es cosecharlos continuamente. Y eso puede caber en la esquina de una habitación", explicaban los autores.

gorgojo de palmera

Recolectores de nuevo. Otros alimentos interesantes son: el konjac, una hortaliza de raíz amilácea comestible, la raíz de yuca, la seta ostra salvaje, el safou, una fruta aceitosa conocida como la ‘ciruela africana’, varios tipos de espinacas silvestres y amarantos vegetales, o bledos, una verdura que se consume mucho en Africa y que tiene un enorme aporte nutricional.

Además de alimentos para cultivar, los investigadores también hicieron una lista de alimentos que es seguro recolectar justo después del ataque nuclear. Entre ellos están: los frutos de la palma y el tamarindo, las semillas de dilo y acacia, los gusanos de mopane, los baobabs, los ñames, un tubérculo muy popular en las Islas Canarias, y el enset, una planta que dio de comer a los etíopes durante las hambrunas y que es básicamente un plátano del que se come el árbol en lugar del plátano.

¿Es posible la agricultura con radiación? Sí. La lluvia radiactiva de un arma nuclear es diferente de la de los desechos radiactivos comerciales. Mientras que los desechos de un reactor nuclear pueden durar miles o incluso decenas de miles de años, la radiación de un arma nuclear decae muy rápidamente hasta un nivel seguro. La otra cara de esto es que la lluvia radiactiva es inicialmente más peligrosa que los desechos radiactivos, ya que los niveles de radiación que emite son más altos, según explica Duncan Lung en otro estudio.

Además, la lluvia radiactiva es como la arena o el polvo. No es un líquido que corre hacia la tierra. Con cuidado, incluso en áreas de máxima precipitación, se podría quitar la capa superior del suelo, junto con la precipitación, y utilizar el terreno para jardinería. Si tuviera acceso a equipos pesados ​​de movimiento de tierras, incluso se podría llevar a cabo una agricultura a gran escala después de eliminar varias pulgadas de la capa superior del suelo.

Imagen: Unsplash

El Pajaro Zanate



El zante mexicano, cuyo nombre científico es Quiscalus mexicanu es un ave paseriforme perteneciente a la familia de los Icteridae. Aunque popularmente la gente suele llamarlos cuervos o confundirlos con ellos, el zanate es una especie totalmente ajena.





Los zanates son aves con dimorfismo sexual. Los machos poseen un plumaje negro, iridiscente y brillante; llegan a medir hasta 43 cm y pesan cerca de 230 gramos. Por su parte, las hembras miden cerca de 33 cm, pesan 125 gramos en promedio y poseen un plumaje café opaco.



Entre sus características se encuentra el ser aves muy inteligentes, capaces de recordar lugares, personas y hacer maniobras complejas como abrir empaques para buscar comida. El canto de los zanates es una mezcla de varios ruidos estridentes. Son animales territoriales y defienden sus nidos con agresividad; cuando perciben un posible agresor, suelen emitir un canto de alarma para llamar a otros individuos. También, los machos poseen un canto espacial de cortejo, el cual acompañan con un baile frente a la hembra.

Aunque en la actualidad el zanate es un ave muy común en el Valle de México, esto no siempre fue así. La distribución original del zanate abarca desde el Estados Unidos hasta Sudamérica, sin embargo, el hábitat estaba acotado a las zonas costeras.

La introducción del zanate (teotzanatl en náhuatl) al Valle de México se debe a la decisión del Tlatoani Ahuizotl, octavo gobernante de Tenochtitlán, quien debido a su gusto por las aves, decidió introducir el ave en la ciudad. Ahuizotl gobernó del 1486 al 1502 y el proceso de introducción contó por lo menos de tres etapas:

Captura en la Región del Golfo (Cuextla y Totonacapan, según Sahagún), transporte y liberación de los zanates en Tlatelolco y Tenochtitlán.

Alimentación de los zanates.

Protección contra su caza.

La introducción de los zanates fue un proceso corto, el cual probablemente terminó durante el gobierno de Ahuizotl o de su sucesor, Moctezuma; tras ello la protección de la especie terminó. Hacia 1577, los zanates ya habían expandido su hábitat cerca de 20 leguas.

CORTESIA DE MEXICODESCONOCIDO.COM

El Manuscrito 512

Como si de un cuento de Lovecraft se tratase, la sección de Obras raras de la Biblioteca Nacional de Brasil guarda celosamente un extraño documento de diez páginas bautizado con el sugestivo nombre de Manuscrito 512.

En él se narra una expedición del siglo XVIII durante la cual se descubrieron las ruinas de una antiquísima ciudad que parecía haber desarrollado una civilización clásica al estilo mediterráneo.

Hay una dura controversia respecto a su veracidad, pero el Manuscrito 512 resultó lo suficientemente fascinante como para que se interesasen por él dos célebres eruditos decimonónicos: Sir Richard Burton y Percy Fawcett.

Todo empezó en 1839, cuando un naturalista llamado Manuel Ferreira Lagos encontró por casualidad aquella insólita pieza carente de autoría explícita y titulada, al estilo de la época, Relação histórica de huma oculta, e grande Povoação, antiguissima sem moradores, que se descubrio no anno de 1753.

Vestir de negro, beber caliente, ducharse con agua tibia: los trucos contraintuitivos contra el calor


Hace calor. Mucho calor. Tanto, que no se me ocurre otra manera de comenzar este artículo. El termómetro marca los 39 grados en Madrid y no se va a mover de ahí por mucho que se nuble, anochezca o pongamos el ventilador a todo trapo. Nos derretimos bajo una ola de calor totalmente atípica por el momento del año en que llega: mitad de junio. Hasta 15 comunidades autónomas están en alerta por las altas temperaturas y muchas de ellas, como Castilla y León, Extremadura, Madrid y Cataluña en situación de alerta naranja.

Se trata de la ola más temprana que afecta a España desde que hay datos y también la más intensa de junio de los últimos 20 años. Las cifras que registran los termómetros son inimaginables, lo hemos comentado en Magnet: hasta 68 observatorios de la Aemet midieron esta semana más de 40°C. En Córdoba casi se llegó hasta los 43ºC, al igual que Ciudad Real y Jaén. Albacete alcanzó los 40,6ºC. Las temperaturas más altas eran 42,3ºC en Toledo y 42°C en Granada.

 Llegados a este punto, en el que ni el ventilador parece no hacer efecto, en el que el spray de agua que bajamos a comprar al súper de turno ni se nota y en el que tener las ventanas abiertas es igual a nada, nos preguntamos: ¿Qué nos queda por hacer? ¿Resignarnos al agobio y los mareos? ¿A pasar 20 de las 24 horas empapados en sudor? ¿A ducharnos tres veces al día? ¿A "morirnos" de calor?

No.

Quizás es el momento de ir más allá. Y pensar en qué harían ahora mismo aquellas culturas que se han enfrentado al calor durante siglos en los lugares más remotos y cálidos de la Tierra. Por ejemplo, aquellos hombres del desierto que, montados en sus camellos, pasaban largas horas bajo el sol abrasador. Nos ronda la pregunta de por qué los beduinos iban vestidos de negro en esas ocasiones. Algo que la ciencia ha tratado de responder en decenas de estudios. Camiseta blanca vs camiseta negra en días calurosos: un clásico en verano. Vamos a empezar respondiendo a esto.

Ropa oscura mejor que clara

La lógica común y mundana diría que los objetos blancos reflejan la luz. Por lo tanto una camiseta blanca reflejaría la mayor parte de la luz solar y no acumularía el calor. Esto es en parte cierto. Por otro lado, se sabe que el negro absorbe el calor del sol a un ritmo más rápido que el blanco. Esto también es cierto. El negro, de hecho, es la percepción visual de una superficie que absorbe todos los rangos de luz del visible; de la misma forma que el blanco se debe al "rebote" de todos los rangos de luz visibles. El negro absorbe un 98% de la radiación, lo hemos explicado aquí.

Si este es el caso, ¿por qué los beduinos en las regiones desérticas del norte de África visten de negro en areas sofocantes? Debe haber una razón plausible. Bien, pues un estudio publicado en la revista Nature en 1980 explicaba que la clave está en la piel y en el grosor de la ropaEl calor no solo proviene del sol, también proviene del propio cuerpo, sudoroso y de sangre caliente, que está mucho más cerca que el sol. Cuando todo ese calor corporal golpea la ropa blanca que nos cubre, se refleja de vuelta hacia nuestro mismo cuerpo. Es decir, que cuando vestimos de blanco, nos asamos a nosotros mismos.


Según el estudio, en el caso de la ropa, la capa exterior de tela negra se calienta más porque el color absorbe más calor. Pero ese calor no llega a la piel si el tejido es lo suficientemente grueso. En este caso, si la ropa negra está bien holgada y no pegada a la piel (un factor clave), en el espacio entre la tela y la piel se puede formar una corriente de aire ascendente, que nos daría una sensación de enfriamiento.

Bebidas calientes mejor

Entre otras lecciones que podemos aprender de estas culturas desérticas se encuentra el consumo de bebidas calientes en épocas muy calurosas. Espera, ¿Beber caliente cuando languidecemos al sol infernal? Sí. Tal y como comentábamos en este otro artículo de Xataka es recomendable tomar bebidas calientes cuando hace mucho calor porque estas ayudan a regular la temperatura corporal mejor que las frías.

Hay muchos estudios científicos al respecto: el aumento de la carga de calor en el cuerpo por beber una bebida caliente produce un aumento en la producción global de sudor cuya evaporación compensa el calor interno. Sobre todo, porque las bebidas calientes se digieren muy rápido. Eso sí, esto no ocurre con comidas copiosas o ingesta de alcohol. Es lo mismo que ocurre cuando comemos comida picante: el calor que sentimos (y que no es real) terminando danto buenos resultados térmicos al organismo.

Hay una gran diferencia entre algo que es fresco al tacto o al paladar y algo que realmente refresca tu cuerpo. La mayoría de nosotros somos engañados por las sensaciones, según explica este artículo de Healthline. Por ejemplo, al comer helado, tratamos de lograr un enfriamiento al comer algo congelado, pero solo nos enfría la boca por un tiempo. Una vez que interactúa con la temperatura corporal y el fuego digestivo actúa sobre él, esa temperatura refrescante desaparece.


En algunos casos, las hierbas refrescantes pueden ayudarnos a soportar mejor el calor ya que pueden bajar la temperatura del cuerpo y enfriar sus tejidos. Algunos ejemplos son: la hierba de limón, crisantemo, bálsamo de limón, lavanda, menta verde, menta y manzanilla Los diaforéticos también fomentan la transpiración o sudoración. Estos son: menta, bálsamo de limón, hierba gatera, flor de saúco y manzanilla.

Ducha tibia para sudar menos

Todo esto nos lleva a otra pregunta común durante estos días. ¿Ayudan las duchas frías a evitar el calor y el sudor? Pues como imaginaréis a estas alturas, no. Las duchas frías no ayudan a combatir el calor ni impiden el sudor ya que la temperatura corporal se regula a la baja por el efecto del agua fría. Una vez has terminado de ducharte, el cuerpo vuelve a adaptar su temperatura a la del ambiente y, en cambio, la regula al alza. Vamos, que acabas sudando incluso más que antes.

Nuestros cuerpos responden más a los cambios en la temperatura de la piel. Si refrescamos una parte del cuerpo (por ejemplo, con una ducha fría), el flujo sanguíneo de la piel disminuye y la temperatura de la piel baja. Por eso nos "sentimos" más frescos. Pero debido a que fluye menos sangre a la piel, en realidad mantendremos más calor adentro, lo que provocará un aumento general no deseado en la temperatura.

Para sudar menos cuando hace calor lo mejor es darse una ducha con agua tibia para que el cuerpo no regule su temperatura al alza.

Imagen: Unsplash

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