Por qué Consumir Cloruro de Magnesio.

Cortesía de Royce

Presidente de Argentina discrimina a los mexicanos


Los mexicanos salieron de los indios, pero nosotros, los argentinos, llegamos en barcos de Europa

Tras la conferencia con su par el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, se convirtió en tendencia este miércoles luego de mencionar, según dijo, una cita del escritor mexicano Octavio Paz

“Escribió alguna vez Octavio Paz que los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos en los barcos de Europa. Así construimos nuestra sociedad”, señaló el mandatario. 

Sin embargo, la frase atribuida al premio Nobel de Literatura, dista de la mencionada por el mandatario argentino, que se declaró “europeísta”. “Los mexicanos descienden de los aztecas; los peruanos, de los incas, y los argentinos, de los barcos”, habría escrito Paz.

En particular, Fernández citó más a una canción del músico Litto Nebbia que lleva el nombre “Llegamos de los barcos”. “Los brasileros salen de la selva, los mexicanos vienen de los indios, pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos”, cantaba el rockero.

La frase del Presidente despertó polémica en redes, que, en muchos casos, cuestionaron el sentido de sus palabras


cabe resaltar que el presidente ofreció una disculpa en Twitter  y dijo que sus palabras se malinterpretaron

CORTESIA DE LA GORDA INDIA 
DEL CERRO DEL APACHE


La venta de esposas en la época Victoriana


Venta de esposas
Ya hay entradas en este portal donde se trata el tema de la venta de mujeres con intenciones casamenteras, pero jamás habíamos hablado de la venta de esposas en plena época Victoriana… y sin embargo, como veremos, también sucedía. pero antes de comenzar algo de contexto: en Inglaterra para que un matrimonio se llevara a cabo era necesario cumplir con dos requisitos, la edad legal y para dar consentimiento que en los hombres eran 14 años y para las mujeres 12 y una licencia del sacerdote.

El hecho es que el matrimonio en muchos casos ni siquiera se registraba, pero esto cambió en 1753 cuando por ley se empezó a obligar a hacer una ceremonia oficial. Sin embargo, un matrimonio no es sinónimo de amor eterno y pues llegado el caso, hubo más de una pareja que se quiso divorciar. El problema surgió a la hora de querer hacerlo, pues existía una serie de procedimientos legales que podían durar mucho y hacerlo era costoso.

Esposas para la separación
Debido a la falta de recursos monetarios los divorcios no eran una opción para todos y así fue como se recurrió a la venta de esposas y aunque esta posibilidad no contaba con una base legal y tenía incluso consecuencias judiciales, las autoridades parecían ser contemplativas con respecto a este medio para que una pareja se separara.

Por lo general, se hacía una subasta pública que era anunciada en el periódico, la mujer llevaba simbólicamente un ronzal (una cinta) que era atada al brazo o cuello. Cuando el mejor postor lograba su meta, el vendedor y el ahora “dueño de la esposa” sellaban el trato, el anterior marido quedaba libre de cualquier obligación.

La venta de esposas era realizada cuando ya ninguno de los conyugues se soportaba, otras fuentes también indican que las mujeres estaban totalmente de acuerdo con el trato, ya que no hay registro que alguna se hubiera quejado y esto era según se cuenta porque por lo general el comprador era el amante de la enojada mujer, con eso en mente ya era imposible de que el marido recibiera alguna reprimenda legal.
Cortesía de Monita 

El Visitante Nocturno

    Nota Exclusiva para Monita

Leonor se mudaba de nuevo. A su madre le encantaba la restauración, así que su predilección por las casas antiguas empujaba a la familia a llevar una vida más bien nómada. Era la primera noche que dormían allí y, como siempre, su madre le había dejado una pequeña bombilla encendida para espantar todos sus miedos. Cada vez que se cambiaban de casa le costaba conciliar el sueño.

La primera noche apenas durmió. El crujir de las ventanas y del parqué la despertaba continuamente. Pasaron tres días más hasta que empezó a acostumbrarse a los ruidos y descansó del tirón. Una semana después, en una noche fría, un fuerte estruendo la sobresaltó. Había tormenta y la ventana se había abierto de par en par por el fuerte vendaval. Presionó el interruptor de la luz, pero no se encendió. El ruido volvió a sonar, esta vez, desde el otro extremo de la habitación. Se levantó corriendo y, con la palma de la mano extendida sobre la pared, empezó a caminar en busca de su madre. Estaba completamente a oscuras. A los dos pasos, su mano chocó contra algo. Lo palpó y se estremeció al momento: era un mechón de pelo. Atemorizada, un relámpago iluminó la estancia y vio a un niño de su misma estatura frente a ella. Arrancó a correr por el pasillo, gritando, hasta que se topó con su madre. “¿Tu también lo has visto?”, le preguntó.

Sin ni siquiera preparar el equipaje, salieron pitando de la casa. Volvieron al amanecer, tiritando y con las ropas mojadas. Se encontraron todo tal y como lo habían dejado... menos el espejo del habitación de la niña. Un mechón de pelo colgaba de una de las esquinas y la palabra “FUERA” estaba grabada en el vidrio.

La familia se mudó de manera definitiva para dejar atrás aquella pesadilla. Leonor había empezado a ir a un nuevo colegio y tenía nuevos amigos. Un día, la profesora de castellano les repartió unos periódicos antiguos para una actividad. La niña ahogó un grito cuando, en una de las portadas, vio al mismo niño una vez más, bajo un titular: “Aparece muerto un menor en extrañas circunstancias.

Cortesía de Royce.



Que miedo debieron sentir. 

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