La venta de esposas en la época Victoriana


Venta de esposas
Ya hay entradas en este portal donde se trata el tema de la venta de mujeres con intenciones casamenteras, pero jamás habíamos hablado de la venta de esposas en plena época Victoriana… y sin embargo, como veremos, también sucedía. pero antes de comenzar algo de contexto: en Inglaterra para que un matrimonio se llevara a cabo era necesario cumplir con dos requisitos, la edad legal y para dar consentimiento que en los hombres eran 14 años y para las mujeres 12 y una licencia del sacerdote.

El hecho es que el matrimonio en muchos casos ni siquiera se registraba, pero esto cambió en 1753 cuando por ley se empezó a obligar a hacer una ceremonia oficial. Sin embargo, un matrimonio no es sinónimo de amor eterno y pues llegado el caso, hubo más de una pareja que se quiso divorciar. El problema surgió a la hora de querer hacerlo, pues existía una serie de procedimientos legales que podían durar mucho y hacerlo era costoso.

Esposas para la separación
Debido a la falta de recursos monetarios los divorcios no eran una opción para todos y así fue como se recurrió a la venta de esposas y aunque esta posibilidad no contaba con una base legal y tenía incluso consecuencias judiciales, las autoridades parecían ser contemplativas con respecto a este medio para que una pareja se separara.

Por lo general, se hacía una subasta pública que era anunciada en el periódico, la mujer llevaba simbólicamente un ronzal (una cinta) que era atada al brazo o cuello. Cuando el mejor postor lograba su meta, el vendedor y el ahora “dueño de la esposa” sellaban el trato, el anterior marido quedaba libre de cualquier obligación.

La venta de esposas era realizada cuando ya ninguno de los conyugues se soportaba, otras fuentes también indican que las mujeres estaban totalmente de acuerdo con el trato, ya que no hay registro que alguna se hubiera quejado y esto era según se cuenta porque por lo general el comprador era el amante de la enojada mujer, con eso en mente ya era imposible de que el marido recibiera alguna reprimenda legal.
Cortesía de Monita 

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