La verdadera revolución
Cada 20 de noviembre suponemos “celebrar” un aniversario más de la Revolución Mexicana. Ojalá conociéramos en verdad nuestra historia para aprender de ella, de los aciertos y errores. El problema es que, en México, la mentira repetida sistemáticamente sólo ha generado confusión sobre lo que realmente sucedió y lo que verdaderamente es este evento.
Hoy, desde el gobierno se trata de imponer una versión, una verdad, una interpretación de la historia a modo y conveniencia de quien ostenta el poder. Lejos de superar los traumas de épocas anteriores, la narrativa actual se aferra al pasado mientras manipula el presente para tratar de regresar a una época que ya fue y a la que no tiene sentido volver.
En un país donde la pobreza y la desi- gualdad siguen siendo alarmantes, la verdadera revolución se llama libertad, y supone generar las condiciones para que cada mexicano pueda aspirar y elegir quién quiere ser, qué quiere hacer y qué quiere tener estando en posibilidad de lograrlo.
La verdadera revolución es mirar hacia el futuro para aprender y construirlo desde el presente conforme emerge; es romper con viejos paradigmas, prejuicios, traumas, miedos y todo tipo de ataduras que impiden una verdadera movilidad.