No es un secreto que la actividad humana es contaminante para el ecosistema de planeta, pero quizá no estamos del todo enterados de sus consecuencias...
La extinción masiva más conocida es la que acabó con los dinosaurios y que tuvo lugar hace unos 65 ó 70 millones de años. Pero no solo los dinosaurios se extinguieron; también un enorme grupo de otras especies desapareció, en una de las cinco extinciones masivas que ha conocido el planeta.
Sí, aunque no sea una idea muy extendida, los habitantes actuales de la Tierra somos los supervivientes no de uno, sino de cinco grandes procesos de extinción, que se han llevado por delante a más del 90% de las especies vegetales y animales que han vivido en el mundo.
Ahora se ha calculado que en menos de 100 años podrían desaparecer 9 de cada 10 de las especies existentes. Y esta vez la causa es la actividad humana.
El proceso de extinción masiva se acelera al máximo
Hace 400 millones de años se dio la primera extinción masiva. Se cree que una glaciación o alguna radiación extraterrestre destruyó al 85% de las especies que entonces vivían en el mar. De acuerdo con los informes avalados por la ONU, en esta ocasión están en peligro de extinguirse de medio millón a un millón de especies.
En un primer cálculo de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), se ha concluido que la actividad humana, con sus efectos contaminantes sobre el ambiente, conducirán a la reducción de la biodiversidad de 8 millones a 5,5 millones de especies en menos de 100 años.
La perspectiva es desoladora. Una ola de extinción de tal magnitud es equivalente a la pérdida definitiva del ya comprometido equilibrio que permite que incluso los humanos sigamos habitando la Tierra, así que no solo la naturaleza será víctima de esta situación, sino que también la propia raza humana.
Los insectos, que se llevarán la peor parte en esta ola de extinciones, son responsables de la polinización de las tres cuartas partes de los alimentos que consumimos. También desaparecerían especies maderables de las cuales depende la economía y el acceso a la energía de miles de millones de personas.
Lo pobres serán los más afectados
En cuanto a la población humana, los pobres serán los que sufran más duramente las consecuencias de esta ola de extinciones. Más de la mitad de la humanidad, unos 4 mil millones de personas, dependen de la biodiversidad para tener acceso a la medicina y para su sustento diario.
Los pueblos originarios de las regiones más biodiversas podrían desaparecer por completo. La pérdida de su hábitat les obligaría a emigrar a zonas más pobladas y abandonar sus formas de vida y sus costumbres.
Cortesía de Monita